La primera noche con el cachorro.

Debemos prever que la primera noche de nuestro cachorro no será la más placentera. Llorará porque echa de menos a su madre y a sus hermanos y estará intranquilo porque todavía no le ha dado tiempo a asimilar que ese será en adelante su nuevo hogar. 

En las noches sucesivas la situación va mejorando, aunque probablemente ya no llorará, será inevitable que se despierte varias veces de madrugada por necesidades fisiológicas; sus inmaduros esfínteres no le permitirán una autonomía de más de 2 o 3 horas. 

En estas ocasiones el perrito querrá aprovechar la ocasión para venir a saludaros y porque no, a jugar un rato. Es importante que os mantengáis inflexibles y reprendáis esta conducta insistiendo con firmeza en la vuelta a su cama.

Afortunadamente esta es una etapa muy corta, en unas semanas podréis volver a descansar  normalmente y sin interrupciones. Los malos sueños no serán más que una anécdota para contar a los amigos.

¡¡¡ Su primer día en casa…!!!

Debemos dejarle claro desde los primeros días:
1. Qué es lo que se le va a permitir y lo que no.
2. Lo que está bien hecho y lo que no.
3. Cuándo se juega y cuándo tiene que dormir.
Para ello, existen unas normas básicas a seguir:
– Dejaremos claro quién manda en la casa para que él establezca su lugar dentro de la familia que allí vive.
– Mostraremos dónde tendrá la comida y la bebida.
– No permitiremos que se suba en las camas y/o sofás si no queremos que más adelante lo haga. Ahora  no hay problema, pero cuando sea adulto, no va a ser igual.
– Se le asignará un lugar para dormir, manta o caseta, donde lo llevaremos tantas veces como sea necesario a la hora de acostarnos. Llorará e intentará volver con nosotros (es cosa de dos días o un poco más). Ante esta situación, hay que mostrarse inflexible y no meterlo en nuestra habitación en la primera noche.
– Lo ideal es elegir palabras cortas y sonoras para repetirle siempre. Algo muy interesante y a tener en cuenta es que si todos los miembros de la familia se ponen de acuerdo y utilizan las mismas palabras para las mismas órdenes le resultará más fácil entendernos y todo será más rápido. Si, por el contrario, cada uno le habla en un idioma o le permite cosas distintas, lo confundiremos y lo malcriaremos.
– No se le debe dar comida en la mesa. Se pasará el rato mendigando  y poniendo cara de pena, algo que hacen muy bien.
Todo lo que el cachorro aprenda en esta etapa gracias a nuestra ayuda servirá de constante después. Si sabemos lo que queremos conseguir de él, intentemos enseñárselo desde que es un cachorro. Con constancia, paciencia y muchas ganas lo obtendremos.
No es recomendable que el cachorro tarde mucho en entrar en contacto con la persona que lo va a tener después, pero tampoco conviene separarlo de su madre antes del mes. La estapa de juegos con sus hermanos, relaciones con otros perros adultos es fundamental en su futuro carácter y en su equilibrio emocional, el criador debe enfocar sus esfuerzos en que el cachorro tenga una buena socialización, que no se asuste por ruidos, por las personas y que sea alegre.
Tampoco conviene sacarlo a la calle antes de su vacunación completa ( las tres dosis de puppy ), pero si este periodo se alarga demasiado debemos:
– No permitir que vaya a zonas con elevada densidad canina, puede resultar peligroso.
– No dejarlo en parques donde abunden las heces y orines de perro. Muchas enfermedades se transmiten por esta via.
– Ir acostumbrándolo a que haga sus necesidades fuera de casa, ó en su defecto en un papel de periódico en una zona determinada de nuestra casa.
Todo esto se puede realizar con prontitud si vivimos en una casa de campo donde no hay otros animales o si tenemos la opción de sacarlo un ratito a un jardín para que juegue o corra.
Una vez que el cachorro ha llegado al hogar, deberemos dejar que realice las inspecciones oportunas y que reconozca el lugar o entorno y las personas con las que va a convivir. Su entrada debe ser lo menos traumática posible, ya que separarse de su madre y hermanos para ir a un lugar donde todo es nuevo, supone bastante estrés en un cachorro de dos meses o poco más. Aunque mejoren considerablemente sus condiciones, él se va a sentir estresado, nervioso, inquieto e incluso asustado en la mayoría de los casos. Irá buscando rincones donde esconderse y los sitios más tranquilos para descansar. Tendremos que mostrarle dónde está su zona de comida y el agua, dónde puede orinar y dónde no, hasta salir a la calle. Ante todo el dueño y su familia deben de colmarse de paciencia durante estos primeros meses, pues nuestro cachorro sólo querrá jugar y dormir y todo lo tiene por aprender. Siempre debemos de dejarle a su alcance juguetes para que se distraiga y así evitar que nos pueda realizar algún destrozo en muebles, cojines etc. Es importante cuando le regañemos hacerlo en el mismo instante, ó mucho mejor, cuando detectemos que lo está pensando. Nunca es efectivo regañarle con posterioridad a cualquier acción, él se asustará y no sabrá por qué nos enfadamos.

La educación del cachorro.

A partir del momento en que se inicia la convivencia, el chow chow tiene que saber el lugar que le ha sigo asignado en la familia, en relación con las otras personas del entorno y con los otros animales en caso de haberlos.
Cuando el cachorro se haya acostumbrado al nuevo ambiente, empezaremos a indicarle debidamente las limitaciones. Todos los animales poseen determinados comportamientos de tipo hereditario, pero el entorno también influye en la formación de su carácter.
No lo decepcionemos y no le pongamos ante decisiones que nunca podrá tomar. La ausencia de barreras educativas y la inexistencia de un jefe lleva al animal a una peligrosa espiral de situaciones conflictivas. El cachorro necesita una persona que lo sepa dirigir y educar, y que se convertirá en su “jefe de la manda”. en su compañía el chow chow se sentirá seguro en cualquier parte y en cualquier situación, y aceptara de buen grado su estado de sumisión.
Darle una completa libertad no es seguramente la mejor manera de impartir la educación necesaria e indispensable.
El chow chow cuenta con nosotros para saberlo que puede hacer y lo que no.
Una orden muy importante es el “NO”, que debe de ser pronunciado en tono seco para detener inmediatamente toda acción indeseada.
De nada sirve gritar o reprender, porque aunque el perro comprenda las diversas entonaciones, nunca entenderá nuestros chillidos.
El chow chow es muy susceptible, y si tiene que ser castigado se hará con el método apropiado.
La coherencia es uno de los principios fundamentales de la educación. Por lo tanto, no le prohibamos hoy, quizá porque estamos de mal humor, lo que ayer le habíamos permitido.
Nuestro chow chow esta condicionado por nuestros gestos y por nuestras palabras, que para el son señales positivas o negativas, según los casos. En respuesta a una acción favorable, le felicitaremos utilizando un tono amable y acariciándolo; en el caso contrario emplearemos todo firme.
Si la desobediencia es grave se le puede llamar a la orden asiéndolo por el cogote, sin hacerle daño, tal como haría su madre. Pero no hay que pegarle nunca, porque el chow chow aprenderá rápidamente lo que se espera de el. Es importante que nuestro rechazo se produzca en el momento oportuno. Si se le regaña diez minutos después de haber cometido la falta el cachorro no podría entender nunca nuestro enfado.
La educación del cachorro tiene que prolongarse también a la edad adulta, y si el animal ha sido bien educado, seremos los felices dueños de un chow chow feliz.
Puntos importantes a tener en cuenta:
  • El chow chow es un perro sensible y con una personalidad fuerte, que requiere firmeza y coherencia, aunque tambien cariño y respeto.
  • Es indispensable empezar a educarlo cuando es un cachorro.
  • No jugaremos nunca con el dejándonos morder, puesto que podría asimilar el concepto de que hacer esto es normal.
  • Si creemos que merece ser reprendido, lo haremos inmediatamente después de haber cometido la falta; un castigo infligido con excesivo retraso solo serviría para desorientarlo y para provocarle un estado de ansiedad.
  • Un chow chow mal educado puede ser peligroso tanto para el mismo como para los demas.